Los cocineros famosillos se han convertido en filósofos de la cocina, parecen los intelectuales de esta sociedad cochambrosa que padecemos, son los sumos sacerdotes de la sabiduría y, por esa ciencia infusa que dan los fogones, se creen con derecho a opinar de todo. Un tal Arguiñano, que todavía no aparece en los manuales de literatura, aunque escribe libros, ha manifestado que nuestro Rey Felipe VI se tiene que poner a trabajar. Y lo dice alguien que lleva años y años viviendo del cuento televisivo, opinando de lo que no sabe, con gorro de cocinero pero vestido con el traje de la izquierda de los millonarios de ahora y, quizás, teniendo que ocultar ciertos sometimientos bochornosos en su querida patria vasca. Zapatero a tus zapatos y cocinero a tu cocina. Nuestro Rey puede perfectamente hacer oídos sordos de individuos como éste, que desde su fama postiza no contribuyen precisamente a la unión y el entendimiento de todos los españoles, a los que Felipe VI representa mejor que nadie, incluidos los cocineros.
Cocinero a tu cocina - El Debate
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