Cazuelas, mates y tazas son utensilios que Javier Wijnants fabrica con cierta continuidad. Pero un día al taller Naceres, en la Aduana, se acercó el cocinero Juan Dorado con un requerimiento personal, un proceso en el que llevaba porfiando desde hace tres años con diferentes ceramistas. No pretendía reinventar un artefacto que en Asia tiene tradición probada sino crear artesanalmente un recipiente que reuniera las características que necesitaba para dejar atrás frascos y tápers. A Dorado, que le calza justo el adjetivo “empedernido”, que puede hurgar en el monte por horas para recolectar hongos (por ejemplo, unos porcini), le importaba...