Historias de tripasais
José María Ucelay decoró en 1938 las paredes del Cervantes, restaurant londinense abierto por el ex-chef de la familia Sota
Donostia, Sagardi, Ametsa, Lurra, Ardoa, Txotx... Son nombres de restaurantes que, a pesar de las apariencias fonéticas, no están en Euskadi sino en Londres. La gastronomía vasca está allí más de moda que nunca e incluso existen varios 'Basque restaurants' pilotados por cocineros británicos, profesionales que se enamoraron aquí de nuestros sabores o que los conocieron directamente en Inglaterra gracias a la suculenta labor de divulgación hecha por Eneko Atxa (Eneko Basque Kitchen & Bar) o la santurtziarra Nieves Barragán (Barrafina, Sabor).
Si los londinenses aman ahora los txipirones, la ventresca o la txistorra, es por culpa de Barragán. Llegó a la capital del Támesis en 1998 y nueve años después se convirtió en la jefa de cocina del restaurante Barrafina, un auténtico fenómeno culinario que abrió otras dos delegaciones en Londres y con el que Nieves ganó en 2014 una estrella Michelin. Nuestra paisana ostenta desde 2018 la misma distinción en Sabor, el restaurante que abrió junto a su socio José Etura en el barrio de Mayfair.
Le alegrará saber que su cocina sigue estando cerca del lugar en el que estuvo el primer restaurante vasco de Londres, en el 18 de la calle Old Compton. Sabor está a apenas 10 minutos andando de allí, pero más próximo aún (a 280 metros) estuvo el primer Barrafina (54 Frith Street), aquel en el que Nieves alcanzó el éxito sin sospechar que 70 años antes que ella otro vizcaíno había triunfado entre los comensales del Soho.
Se llamaba Leoncio Iribar Irusquieta y era de Ibarrangelu, municipio en el que nació el 11 de septiembre de 1895. Poco más sé de su vida dentro de nuestras fronteras, porque lo realmente relevante de ella ocurrió en la brumosa Albión. Empezó como cocinero al servicio de la familia De la Sota, la del rico naviero sir Ramón, y seguramente llegó a Londres gracias a las estrechas conexiones empresariales y culturales que sus patrones mantenían con Gran Bretaña.
Alejandro, Ramón y Manuel de la Sota Aburto, los tres hijos de sir Ramón, estudiaron en universidades inglesas y Leoncio bien pudo haber viajado con ellos para luego decidir probar suerte por su cuenta en aquel país. Sea como fuere, en 1920 se casó en Kensington con otra española, Rosa Vidal, tuvo con ella cuatro hijos y se quedó en el Reino Unido hasta el final de sus días.
Por entonces había en Londres un restaurante muy famoso, Maison Basque (11 Dover Street), que presumía de ofrecer una mezcla de alta cocina francesa, española y vasca y de tener como responsable de cocinas a un antiguo chef del rey Alfonso XIII. Efectivamente Paul Hahn había trabajado en el Palacio Real de Madrid, pero a pesar de su nombre la oferta gastronómica de la Maison Basque tenía muy poco de vasca. El primer restaurante netamente español de Londres, el Martínez, abrió en 1923, y durante la siguiente década se inauguraron varios más en el Soho, entonces apodado 'Latin Quarter' o barrio latino debido a la gran cantidad de inmigrantes italianos, españoles y portugueses que vivían allí.
En 1933 nos encontramos a Leoncio Iribar de jefe de cocina en el Martínez, de donde saldría dos años más tarde para montar su propio negocio. La creciente reputación que la gastronomía vasca iba ganando en España aún no había cruzado el canal de la Mancha, así que Iribar pensó que atraería más clientes bautizando a su restaurante como Cervantes Spanish Restaurant. En el 18 de Old Compton Street comieron Lawrence Durrell, Robert Graves, Evelyn Waugh o Largo Caballero. Al revés que el monárquico Martínez (el preferido de Alfonso XIII durante sus escapadas londinenses), el Cervantes se hizo famoso por acoger a intelectuales, artistas y refugiados políticos.
Si a eso le añadimos la vieja amistad que les unía, resulta lógico que el restaurante de Iribar fuera visitado por Manuel de la Sota (1897-1979) en la primavera de 1938. Representante del Gobierno Vasco en el exilio, De la Sota desarrollaba por entonces una intensa labor propagandística al frente del ballet y coro Eresoinka, en el que colaboraba también como escenógrafo y figurinista el pintor bermeotarra José María Ucelay (1903-1979). Eresoinka actuó en Londres en abril del 38, momento en el que el Cervantes fue rebautizado como Iribar Basque restaurant y su dueño encargó a Ucelay la decoración de sus paredes.
Desgraciadamente otra guerra vino a estropearlo todo. En mayo de 1941 una bomba alemana destrozó el restaurante y con él las pinturas de Ucelay, centradas en paisajes y deportes vascos. Leoncio Iribar volvió a ser cocinero a sueldo. Murió en 1956 en Putney, sin imaginar que cinco décadas después otra vizcaína haría justicia a su legado.
Un pintor, un cocinero y un restaurante vasco en Londres - El Correo
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