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Monday, January 3, 2022

Éric Besnard: "Si hace 50 años ser peluquero era lo más, hoy los cocineros son semidioses" - La Vanguardia

El cineasta francés Éric Besnard (Cash, Pastel de pera con lavanda) nos sirve en pantalla todo un festín gastronómico con Delicioso, una propuesta de lo más original que ahonda en el origen del primer restaurante francés ambientada en 1789, justo antes de la Revolución Francesa. En ella narra cómo Pierre Manceron, un prestigioso chef, es despedido por el duque de Chamfort tras haberse atrevido a presentar ante sus invitados unos platos por iniciativa propia. Junto a su hijo regresa a su casa en el campo y abandona su pasión por la cocina hasta que una misteriosa mujer llamada Louise, que desea ser su aprendiz, le devuelve de nuevo la confianza y el amor por los fogones. 

¿Qué hay de real y qué parte de ficción en esta historia ?

Todo es real y todo es falso porque todo lo que se dice en la película sobre la gastronomía es cierto. Toda la evolución de la cocina y el hecho de que el restaurante se cree en aquella época. En cambio, la verdad histórica es que el primer restaurante se creó en París, pero yo no quería hacerlo allí porque sabía que no tendría el dinero para reproducir el ambiente de la ciudad en el siglo XVIII. Tampoco quería hacer un biopic porque eran personas que no eran apasionantes, cada uno había tenido una pequeña idea porque hay motivos sociológicos y demás para crear un restaurante y el tercer motivo es que hablar de gastronomía es hablar de los productos y los productos son la tierra y la tierra es la provincia. Y no había ninguna documentación sobre los primeros restaurantes en las provincias y eso me daba mucha libertad como guionista. Pero  también me interesaba la idea del restaurante como parada en la carretera. Cuando era niño e íbamos en coche siempre nos preguntábamos dónde pararíamos para ir a comer. Era un lugar para la parada y me parecía una bonita metáfora que el lugar estuviera al borde de la carretera porque se trata de detenerse para dilatar el tiempo. 

Manceron junto a su hijo y Louise

Manceron junto a su hijo y Louise

A Contracorriente films

Hábleme del personaje de Manceron. ¿En quién se basó para crearlo?

Es una metáfora realizada junto al guionista Nicolas Boukhrief. Yo me he proyectado en este personaje. Lo elegí para que me permitiera hablar del siglo de las luces en Francia. Al principio no quería hacer una película sobre cocina, quería que fuese sobre el siglo de las luces y documentándome, leyendo libros sobre la Revolución francesa, me di cuenta que el primer restaurante nació en aquella época y entendí que esto también era una idea de las luces. Por lo tanto, quise crear un personaje que fuera víctima de su clase social, una especie de criado que solo reproduce, no crea, y al que han humillado y que se va a esconder en un agujero completamente chafado por esta humillación y esperando que vengan a buscarle. Los otros personajes, entre ellos su hijo, son los que van a darle confianza, a subirle la autoestima. Y así es cómo el criado se convierte en ciudadano y el artesano en artista.     

Elegí el personaje de Manceron para que me permitiera hablar del siglo de las luces en Francia

El apoyo de Louise es fundamental y eso que Manceron le dice que las mujeres no saben cocinar

Sí, esta es la segunda idea que aparece al escribir el guion. En el siglo XVIII no hay mujeres en las cocinas. Ninguna. Así que me interesó la idea de hacer que la primera mujer que entrara en la cocina saliera también en la película. Sobre todo esto me permitía tener un juego de máscaras de un personaje muy complicado y por el hecho precisamente de su origen social, ella sabe acoger, invitar. Entre todos los personajes tenían que aportar algo a los demás.

Manceron es un creador y un hombre muy orgulloso. ¿Es así cómo lo percibe usted?

Sí, pero al mismo tiempo creo que tiene un complejo de inferioridad y necesita la mirada de Louise para descubrirse. Es  una idea que me interesaba, una idea que intento transmitir a mis hijos y a todo el mundo. Hace falta dar confianza a la gente para que propongan lo que tienen que proponer al mundo. Delicioso es una creación que Manceron propone sin que se lo hayan pedido y es su primer acto de rebeldía.  Y la película es también mi propuesta. Hay que tomar las cosas como son y no dejarse chafar por una idea dominante que nos dice que esto no se puede hacer. Había una en el siglo XVIII y hay otra hoy pero el resultado no es el mismo.

Los actores Grégory Gadebois e Isabelle Carré dan vida a los protagonistas

Los actores Grégory Gadebois e Isabelle Carré dan vida a los protagonistas

A Contracorriente films

Con el tiempo, los cocineros han alcanzado una gran fama de la que no gozaban antes

Sí, yo creo que no hay equivalente en el cambio de status social en los últimos 50 años. El que más ha cambiado es el de cocinero. Hace cincuenta años cuando uno quería dedicarse a la cocina es porque no le había salido bien la formación de peluquero (risas). Hoy son semidioses.  Tienen la gloria de las modelos de los años 90 como Cindy Crawford y Naomi Campbell.  

La película ofrece todo un banquete de alimentos elaborados de forma majestuosa ¿Con qué chefs ha colaborado? 

Conté con la colaboración de dos chefs, uno de ellos trabaja en el ministerio de Asuntos Exteriores y es el hombre que representa a Francia a todos los diplomáticos del mundo. Era muy agradable volver a encontrar el sentido que tenían estas recetas.

Eric Besnard en una imagen de archivo

Eric Besnard en una imagen de archivo

Ha logrado una película muy sensorial. ¿Cómo trabajó este aspecto?

Es genial porque es lo que intentaba conseguir. La idea era hacer una película sensorial. En una película usamos la vista y el oído pero si consigo invocar a los otros sentidos y que uno tenga ganas de tocar o saborear, fantástico.

Delicioso tiene ingredientes de drama, comedia y mucho humor... 

Quería hacer una película vitalista y sin humor sería una historia que acabaría mal.

Los comensales disfrutan del primer restaurante francés

Los comensales disfrutan del primer restaurante francés

A Contracorriente films

¿Cómo fue el proceso de casting? ¿Por qué eligió a Grégory Gadebois e Isabelle Carré y qué tal fue trabajar con ellos?

El único de los actores principales con el que no había trabajado antes era con Grégory, que es un gran actor de teatro. Lo había visto actuar y un día me lo encontré y le dije que quería escribir una película para él. Y cuando tuve la idea de escribir esta película pensé que él era el actor ideal. Se leyó el guion, me dijo que sí y desde entonces he escrito otras dos películas para él. Una ya la hemos rodado. A pesar de que es un hombre corpulento, creo que tiene la fragilidad de un bebé y me interesaba mucho filmar sus manos, que son muy gruesas y muy tiernas. Cuando hablamos de un 'savoir faire' que lleva a lo artístico también hablamos de la inteligencia de la mano y para mí él simboliza todo esto, la imagen de un buen cocinero del siglo XVIII. Una vez que ya lo tenía necesitaba a la protagonista. Yo ya había colaborado con Isabelle, una actriz que hace muchas películas intimistas. Tenía ganas de utilizar corsés y erotizarla al máximo. Quería filmar a una mujer de 50 años que tuviera un aspecto cotidiano pero al mismo tiempo fuera maravillosa. Y que la pareja funcionara, claro. 

¿Hubo que ensayar mucho para que resultaran creíbles como cocineros?  

Ninguno de los dos cocinan. E Isabelle sigue sin cocinar, pero a Grégory sí que le ha despertado interés. Estuvieron practicando para hacer pan o los deliciosos, aunque esto no es lo que da la credibilidad. Lo da la manera de moverse, de relacionarse con el espacio. Y ambos lo lograron con creces.

Grégory simboliza la imagen de un buen cocinero del siglo XVIII y con Isabelle quería filmar a una mujer de 50 años que tuviera un aspecto cotidiano pero al mismo tiempo fuera maravillosa

¿Cómo es su relación particular con la gastronomía?

Me encanta cocinar. No podría haber hecho una película así si no me gustara. Creo que hay muchos puntos en común entre los restaurantes y el cine. Le podría decir muchas cosas al respecto pero hay una que olvidamos a menudo y es que es un lugar de conversación. El restaurante es un lugar donde se come, pero también se disfruta de compartir y de estar juntos. El cine es como una película de Woody Allen porque uno va al cine para hablar de la película al salir. Así que son dos lugares de gran racionalidad porque te hacen pensar, charlar y apelan a nuestros sentidos. 

La película se ha estrenado ya en Francia. ¿Cómo está viviendo el tema de las restricciones en su país?

Fue un poco especial porque estaba rodando otra película cuando se estrenó. El film ha tenido muy buena acogida entre el público y se nota que les procura placer. Seguro que sin las restricciones hubiera funcionado mejor, pero es lo que hay.

¿Le han ofrecido trabajar en alguna plataforma de streming?

De momento solo me interesa el cine. Creo que es una forma de vida decidir salir con alguien para ir al cine o a un restaurante. Todo esto son acciones cívicas, mientras que si uno se queda en su sofá viendo una película de Netflix se decanta más por el consumo que el civismo.     

Solo me interesa trabajar en cine, no en plataformas

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