No encontraban un garito que colmara sus expectativas y se organizaron para montarlo ellos mismos. Así es como cuatro amigos de Sopela, que se conocían de llevar a sus hijos a la misma ikastola, han puesto en marcha la taberna que está agitando la escena gastronómica y cultural de la localidad. «Lo hicimos pensando en nosotros, porque necesitábamos una alternativa de ocio que respondiera a nuestras inquietudes», cuentan. El resultado es Lataska, un híbrido entre gastrobar, terraza veraniega y local de conciertos que en apenas nueve meses se ha ganado al público del municipio costero y sus alrededores.
Santi Méndez, Iñaki Gutiérrez, Natxo Gómez y José Antonio Valle – 'Pitxi'– ya son mayorcitos para saber lo que quieren. En este caso apostaron por un espacio versátil, que pudiera servir tanto para el cañeo o el aperitivo como para una cenita más arreglada en el acogedor comedor de la planta superior. Lo complementan con una terraza al aire libre que a base de conciertos, pintxo pote y hasta campeonatos de rana, se está convirtiendo en uno de los puntos calientes de Sopela más allá de las playas.
El público al que están consiguiendo seducir pasa ampliamente de los treinta, le gustan géneros adultos como el rock, el folk o el country y, cuando se sienta a comer, no se conforma con la socorrida fórmula de nachos, pizza o hamburguesa. Quizá por eso decidieron emplearse a fondo en la búsqueda de un cocinero que fuera capaz de ofrecer una propuesta original y moderna, pero sin perder de vista el espíritu informal y accesible de un negocio que por algo se llama Lataska.
El elegido fue finalmente Aitor Gómez, un chaval de Balmaseda, formado en la escuela de hostelería de Artxanda, que cuando se puso al frente de la cocina de Lataska acababa de salir nada menos que de la cantera de DiverXo. «Fui para cuatro meses y me quedé año y medio», cuenta el joven chef, curtido en ese ambiente 'cañero' de la alta cocina que le dejó agotado, pero que le ha «enseñado mucho, sobre todo a no estancarte».
Probar cosas nuevas
Su objetivo en el este proyecto que le devuelve a Bizkaia ha sido confeccionar una carta corta pero efectiva, llena de sabores intensos, combinaciones distintas y bocados para comer con las manos. «Este tiene que ser un sitio para dejarse llevar y probar cosas nuevas». Sin descuidar las que todo el mundo demanda, ojo, como unas rabas especiales que aquí sirven con alioli de ajonegro, unas zamburiñas a la plancha con vinagreta secreta o las omnipresentes empanadillas argentinas.
En el repertorio de papeo brillan un par de emparedados muy conseguidos. Por un lado su particular versión de bocata de calamares y por otro un brioche de cangrejo de concha blanda con ensaladita picante, emulsión de mejillón en escabeche y cilantro que promete convertirse en uno de los 'hits' de la casa.
También se apuntan a la feliz moda de recuperar el talo, en este caso de txistorra navarra o de carrillera con piparras y mole casero. El relleno, impecable, pena que la tortita no sea de mejor calidad. Si más allá de picar cuatro cosas, apetece sentarse a comer con más calma, ofrecen un menú degustación con media docena de pases, todos con el mismo espíritu canalla y disfrutón que inspira a estos cuatro amigos metidos a hosteleros.
Lataska (Sopelana)
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Dirección: Enrike Urrutikoetxea, 9. Sopelana
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Teléfono: 946615815.
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Instagram: @lataskasopela
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Precios: Brioche de cangrejo: 10 €. Menú degustación: 35 €.
La taberna cultural con el cocinero que ha trabajado en DiverXo - El Correo
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