El novato Joaquín cocinó auxiliado por Dabiz Muñoz un par de platos. Unas lentejas que le quedaron estupendas y unos huevos fritos que no le fueron a la zaga. Este segundo plato «es el que vas a hacer en casa», pronosticó el declarado por segunda vez mejor cocinero del mundo. Y le puso nombre: «El huevo frito perfecto».
«El huevo tiene varios secretos», empezó diciendo Muñoz, quien antes advirtió al futbolista que freírlo «se puede hacer o muy bien o muy mal». Joaquín es un novato en la cocina que, antes de empezar, reconoció que él pertenecía al segundo bando, el de los inútiles. Como la idea es que se pasase al lado bueno, empezó con los consejos.
Va el primero. El aceite ha de estar «bien caliente», «a unos 180 grados», precisó el chef mientras pasaba la mano por encima de la sartén. ¿Pero cómo conocer la temperatura, aunque sea de forma aproximada? «Cuando tú pongas la mano aquí y está suficientemente caliente, y empieza a humear, ahí estará más o menos en 180 grados».
No se puede echar desde arriba, pero en este caso la razón no tiene que ver con la sabrosura, sino con que «el aceite te salta». Así que, tras cascarlo con suavidad con un golpe seco, hay que depositarlo siempre «desde abajo» Tras este consejo a un novato, llegó otro más técnico. «Lo dejas sin tocar, sin hacerle nada» en la sartén y «cuentas quince segundos». Pasado ese tiempo, «vas a empezar a echarle aceite por encima».
Ante la cara de preocupación de Joaquín, el chef le dijo que le iría diciendo, que lo orientaría en la complicada labor de hacer «el huevo frito perfecto». La realidad desmintió esta recomendación, pues llegado el momento del reto, fue el propio cocinero el que instó al futbolista, que cantaba los segundos en alto, que aguardase hasta los diecinueve segundos.
Pasado ese tiempo, lo instó a que echase el aceite por encima: «Que se cocine un poquito la yema», pidió, y Joaquín introdujo la espumadera en el aceite y empezó a bañar el huevo. Le dijo el tiempo exacto que tendría que hacerlo. «Sácalo», pidió a los ocho segundos. «Escúrrelo bien, escúrrelo bien», pidió después, y el futbolista obedeció.
«¡Olé!», exclamó el futbolista ante el resultado. «Este es el huevo que a mí me gusta. Con la yemita totalmente líquida y con la clarita… Mira, coge el crujientito [de la clara] y mójalo». Así lo hizo Joaquín: «Madre mía, qué espectáculo», afirmó tras probarlo. «Estaba espectacular, por los menos voy a poder hacerle un huevo frito a mis niñas en condiciones», dijo después ya a cámara.
El novato había cumplido el reto: el huevo frito perfecto estaba hecho.
Cómo se fríe el huevo perfecto (según el mejor cocinero del mundo) - El Debate
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