Francisco Javier L. B. demanda por mala praxis al traumatólogo que lo operó mientras pelea con el tribunal médico
Francisco Javier L. B. nunca pensó que la caída que sufrió el 12 de abril de 2019, en la que rompió la tibia y el peroné, lo iba a dejar cojo y a cambiarle la vida. Sin ingresos desde entonces, vive en el albergue de transeúntes y ha puesto su caso en manos de un abogado al considerarse víctima de una mala praxis médica. «Soy cocinero, me dejaron cojo y la Inspección Médica me niega la incapacidad permanente porque dice que soy apto para trabajar», se lamenta mientras exhibe informes y radiografías que constituirán la prueba documental en la demanda contra el traumatólogo que lo atendió («o desatendió», precisa) en el Hospital Universitario San Agustín.
«En el albergue me tratan muy bien, pero yo no pertenezco a aquí. Yo quiero mi vida. He cotizado dieciséis años, los últimos ocho años como cocinero y quiero recuperar aquello», explica este avilesino de 39 años tras detallar un peregrinaje médico que concluyó con una artrodesis que le ha dejado el tobillo fijo, sin flexión, al igual que los dedos de los pies. «No quise que me pusieran anestesia total, quería escuchar lo que decían», detalla para demostrar que es una persona «dura y que aguanto el dolor».
Cuando rompió la tibia y el peroné fue operado de urgencia y, llamado a los dieciséis días, para una nueva intervención «en la que me retiraron el hierro y las agujas y me metieron nueve clavos y una placa». Recibió el alta a los cinco días y le enviaron a rehabilitación. «Me mandaron apoyar el pie y sentí un 'crack' y un dolor que me hizo vomitar. Después supe que el 'fisio' que me atendió no había visto mi historial. ¿Cómo puede ser que no tenga ni una radiografía de lo que tengo?», se pregunta.
A los pocos días le salió un bulto que fue creciendo, regresó al hospital y tras varios meses en los que se fueron sucediendo varios capítulos, le volvieron a abrir y vieron que «los clavos estaban descolgados y bailando». «Nunca vi nada igual», oyó comentar al anestesista.
«Soy cocinero, me dejaron cojo y me niegan la incapacidad permanente» - El Comercio: Diario de Asturias
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