La Audiencia de Barcelona ha condenado a cinco años de cárcel a un cocinero por intentar matar con un cuchillo a su compañero de trabajo en el restaurante Central Park de Pedralbes. La sentencia, a la que ha tenido acceso Metrópoli, condena al hombre de 53 años a pagar una indemnización de 19.260 euros a la víctima y también al negocio como responsable civil subsidiario. De esta manera, si el condenado no puede abonar la cantidad acordada, deberá hacerlo el local.
Los tres magistrados de la sección 21 consideran probado que el 10 de enero de 2019 S.N.P intentó acabar con la vida de M.S durante el turno de trabajo en este negocio ubicado en el distrito de Les Corts. El ataque de la víctima se desencadenó tras una discusión por una tarta de queso, según relataron las partes implicadas en sede judicial, así como algunos de sus compañeros de trabajo. El condenado intentó apuñalar a la víctima en dos ocasiones, causándole heridas en la mano derecha y el abdomen.
CUCHILLO DE 30 CENTRÍMETROS
El jefe de cocina agarró al agresor y se lo llevó para evitar una agresión mayor. Según relataron los Mossos d'Esquadra en las diligencias, el encargado evitó que el cuchillo de 30 centímetros alcanzara una zona vital. Durante el juicio ha quedado acreditado que el cocinero atacó a su compañero de trabajo por la espalda y en el cuello "con la intención de causarle la muerte", relatan los jueces. "No lo logró porque la víctima se giró en el momento oportuno y cruzó sus manos en posición de defensa", detalla la sentencia. Le provocó cortes en las manos, pero volvió a arremeter con el arma blanca y se la intentó clavar en el costado izquierdo.
El tribunal ha rebajado la pena de ocho años solicitada por la Fiscalía y la acusación particular a cinco años de cárcel. Como indemnización, el cocinero deberá pagar 4.260 euros por las lesiones, 10.000 euros por la secuelas descritas y 5.000 euros por la secuelas psicológicas. La víctima tardó 71 días en recuperarse de los cortes en la mano y abdomen, por los que recibió varios puntos. Tres años después no ha recuperado la movilidad total de su mano y sufre secuelas psicológicas por el ataque, como insomnio y miedo a salir a la calle. La sentencia también prohíbe al condenado a acercarse a menos de 1.000 metros a la víctima durante cinco años.
"ACTITUD PASIVA" DEL RESTAURANTE
Durante el juicio, S.N.P explicó que tenía una "mala relación" con M.S, que esta tarde entró en su turno de trabajo "molestando" y tocándole las "partes íntimas" así como a los demás compañeros. Cogió el cuchillo "por rabia" y se lanzó sobre él para "asustarlo", pero afirmó que no quería matarlo ni tenía "intención de hacerle mucho daño". Según su versión, ese día tomó shabú –una droga estimulante que consumen los ciudadanos de origen filipino– y que la víctima le había molestado mucho propinando varios golpes en su brazo.
El relato de la víctima contradijo el del agresor y explicó que su relación "era buena". Un ejemplo de ello son los 300 euros que le prestó 15 días antes de los hechos. El hombre sí admitió que discutieron por una tarta de queso que él no quiso dar a un compañero y que fue atacado por detrás cuando bajaba a una zona inferior de la cocina por unas escaleras. Sostuvo que los encargados no le dejaron llamar a la policía ni a los servicios médicos y que se desplazó solo hasta un centro médico mientras seguía sangrando. Una vez en la clínica el jefe de la cocina intentó dar una versión diferente de lo sucedido y la médica lo expulsó para que le pudiera contar lo ocurrido.
"ACTITUD PASIVA DEL ENCARGADO"
La sentencia, que puede ser recurrida, es dura con los responsables del restaurante, a los que acusa de intentar esconder el episodio. El dueño del negocio, C.M, pidió a la víctima que explicara que se había caído por las escaleras y argumentó que, de salir la verdad a la luz, podrían cerrarle el restaurante. La víctima fue despedida al día siguiente de recibir las dos puñaladas.
El tribunal visionó un vídeo de 16 minutos de una cámara de la cocina que muestra el episodio. Los tres jueces se muestran "sorprendidos" por la "actitud pasiva del encargado y del resto de trabajadores que, a pesar de que ven a la víctima con la mano ensangrentada, se muestran indiferentes y no le atienden. Es transcurrido un considerable lapso de tiempo hasta que se ve primero como le cortan la hemorragia poniéndole un papel film en la muñeca y transcurrido otro periodo de tiempo le aplican papel de cocina sin ninguna otra curación".
BROMAS "PESADAS"
El jefe de cocina – el dueño del cuchillo– explicó en sede judicial que existía un "pique" entre los dos implicados y que a la víctima le gustaba gastar "bromas pesadas" a los camareros. Por ejemplo, cuando limpiaban. "Se portaba como un niño", explicó R.A.C., que definió a la víctima como una persona conflictiva. Los jueces, sin embargo, aseguran en la sentencia que el encargado de cocina expresó "voluntad de minimizar la gravedad de los hechos", que ese día la víctima "no le molestó especialmente" y que, a diferencia de lo que había argumentado en el juicio el agresor, ese día no se encontraba bajo los efectos de la droga shabú.
Cinco años de cárcel por intentar matar a un cocinero en un restaurante de Pedralbes - Metrópoli Abierta
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