Los agentes antidroga siguen el rastro de los alijos que los proveedores envían a España y que llega a su destino a través de los más diversos métodos de transporte. Una de estos coladeros suelen ser los barcos pesqueros de altura que faenan en Sudamérica. Para controlar este tráfico, la Guardia Civil contaba con un colaborador infiltrado en uno de estos buques, el New Polar, que periódicamente se desplaza a Uruguay desde el puerto de Cangas (Pontevedra) al que regresaba para descargar las capturas.
Manuel Martínez Corredoira era el cocinero del New Polar y confidente policial desde 2014, cuando comenzó a colaborar con agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) y el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Comandancia de Guardia Civil de Pontevedra. Manuel les informaba de partidas de cocaína que desde el puerto de Montevideo se embarcaban en distintos buques con destino a Cangas desde donde se distribuían. Pero en la última operación, en 2019, el cocinero fue descubierto con las manos en la masa, haciendo el doble juego, al ocultar en su camarote un alijo de 30 kilogramos valorado en más de un millón de euros.
El juicio contra el “falso confidente policial”, como le ha tachado el fiscal antidroga, arrancó este lunes en la sección segunda de la Audiencia de Pontevedra. Junto al procesado se sientan en el banquillo otros cinco implicados y todos ellos proclamaron su inocencia ante el tribunal. Afrontan 11 años de condena y multa de dos millones de euros por un delito de tráfico de drogas y pertenencia a una organización criminal.
La Fiscalía sostiene que el cocinero “se servía de su aparente colaboración para proteger su propia actuación personal”. Así, “los acusados transportaban sucesivas partidas de cocaína que desde Uruguay traían a España merced a los contactos que en aquel país tenían con los proveedores de la sustancia”, subraya el fiscal que los enmarca en una red organizada de traficantes.
En su interrogatorio, Martínez Corredoira ha cargado contra la Guardia Civil y ha afirmado en su defensa que en todo momento actuó bajo la supervisión de los agentes con los que colaboraba. Pero el fiscal ha tratado de desmontar la versión del cocinero y su pinche, Luis Piñeiro, también implicado, con los mensajes que ambos se intercambiaron para de sacar los 30 kilos de cocaína del pesquero. “Vete al barco y quita eso del camarote que ahora lo sacas bien, hazlo ahora”, le dijo Manuel Martínez a Luis Piñeiro, hasta que este le contesta que no puede porque se ha adelantado la Guardia Civil con una orden de registro.
Los contactos por WhatsApp que el cocinero mantuvo con los agentes los días previos a que el barco arribara a Cangas, resultaron sospechosos. “Infundió dudas sobre la veracidad de los datos que proporcionaba el acusado”, ha incidido el fiscal, por lo que fue sometido a un control de sus pertenencias por los agentes del EDOA desde el momento en que Martínez Corredoira abandonó el New Polar, sobre las 19:25 horas del 22 de mayo de 2019, y fue localizado el alijo oculto en el mismo lugar donde este le indicó a su pinche de cocina que lo retirara.
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SuscríbeteEl infiltrado de la guardia civil que sucumbió al negocio del narco - EL PAÍS
Read More
No comments:
Post a Comment